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El problema no son las palabras (¡no, ellas jamás!). El problema es la evasión del sentido pasional del ser. Me refiero a que ¿por qué comprar las palabras de otros? ó peor aún... ¿por qué robar sentimientos ajenos?
¡Háganse un favor y dejen de invertir dinero en "pretextos" llamados osos de peluche, tarjetas y todo ese desfile de estupideces!
Yo tengo una sencilla y vulgar expresión: "menos bla bla y más mua mua" (Menos palabras y más acción) . Las palabras son gotas de fuego, capaces de iluminar con intensidad el momento preciso. Yo opto por una delicada y exquisita economía de palabras para degustarla en medida de la brevedad con la que éstas han sido proclamadas... un "te quiero" que nazca en el palpitar del corazón y sea tan intenso que necesite recorrer el esófago y luego explotar en los labios.
La barrera entre el querer y hacer está tejido en la piel, oculto en una mirada profunda, deseoso en una mordida al labio inferior, nervioso en un baile de dedos y seguro en la fuerza de un abrazo. Es por eso que estoy a favor del honesto lenguaje no verbal.
Entendamos que las palabras son un lujo que se nos fue concedido para acompañar la vida. Respetémoslas y como carta maestra hagamos uso de ellas en el momento indicado.
Dejémonos de tanto vómito verbal y aprendamos a escuchar el silencio.
¡Háganse un favor y desnuden su alma con quien aman, trasciendan con acciones y alimenten su espíritu que tanto lo necesita!
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