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viernes, 13 de junio de 2014

Paradero: Miradas


No importa ni salir ni quedarse; ni callar ni hablar.
No importa que frunzamos el ceño hasta que éste pase del rostro al cuerpo 
y nos deje cuadrapléjicos.
No importa que el salón de eventos se convierta en albergue para muertos.
No importa que nos apaguen la luz o que las tripas me rasguñen la panza.

Importa...
Que nos miremos para clavar certezas hambrientas de pasión,
que nos reparemos y recordemos que la muerte es intermitente 
-y nos vamos, nos vamos, ¡nos fuimos!-;
que se ilumine el verde de tus ojos y ésta sea la señal para alzar el estandarte con el que gobiernas mi corazón.
Que le hagamos el amor a la magia en cámara lenta,
que la suspensión del tiempo de lugar a la compasión y a la comprensión.
Que ésta sea nuestra verdad; la coherencia... El eterno aquí y ahora.

Que nuestras miradas hagan todo lo que a nosotros -a veces- nos hace falta,
que nos tomen día y noche,
y nos purifiquen más que Krishna, más que el Tíbet.