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domingo, 24 de abril de 2011

Galatea

También me acuerdo de la noche estirada por el humo que salía de tus dedos,
tu mascabado cuerpo disolviéndose en el tiempo.

En idiomas te recuerdo. Un bloffing maestro.

Tengo la espalda ataladrada de hubieras. Tengo desavenencias ficticias
por haber agujereado a nuestros hijos, la casa, el auto y al perro.


Tengo gruñidos intermitentes por las confesiones que redacté en la comisura de tus labios y que mientras dormíamos decidiste borrar girando girando y girándote.

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