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viernes, 1 de abril de 2011

Una mala lectura


No sé que vió en mí, mientras tomaba un vicio de $50 del refrigerador en una tienda comercial, mi vecino me pidió que le ayudara en unas fotografías (me sentí aliviada, por que en ese momento me pareció más insano que yo). Regresé a casa, con ojeras expuestas en tercer grado, mallas y mi chamarra de cuero (¡oh bendita protectora de mujeres vulnerables!). Me introduje a mi cueva. Nadé durante toda la noche en la alfombra azul, sumergida en placebos, teniendo premuniciones, discusiones, convulsiones. 3 am la hora donde los perros ladran, la hora donde me dejo llevar por el mito de que ellos pueden verte, la hora donde te recuerdo sin remordimientos con pausas cursis y ahogamientos "Alicia en el país de las maravillas". ¡Pero ese no era el punto! aunque...a esta hora tiendo a los pensamientos circulares.

"El mundo no es salvaje, la salvaje eres tú" pensé al mirar mi párpado derrotado por una noche esquizofrénica. Contemplé la belleza del dolor en mi rostro. De la pasión a la obsesión hay una línea delgada...y estoy del otro lado...y también de ese otro.

Me hago responsable de todos mis actos -en un tono de culpa- y en un canto de libertad, en una evasión y por consecuente en mitomanía que a su vez se convierte en "la herencia familiar".

Paso uno: admitir que tienes un problema. Hecho

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