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miércoles, 23 de octubre de 2013
Confesiones orgánicas
Veo luces. Eso quería decirte.
Las veo en todo momento y sin cerrar los ojos (¿puedes creerlo?).
El viento no quiso molestarme,
quería besarme con ternura en la frente.
El tilo no quiso hacerme llorar,
quería plantarse en mis pulmones.
El mate no quiso ser amargo,
quería dejarme descubrirlo y respetar mi dulce paladar.
Me reparo.
Se me descarapela el azul (es que aquí es primavera).
"Mónica
¿cómo estás?
¿qué estás haciendo?
camina y reconoce el espacio"
El teatro intercede en mi vida.
Del papel maché al carbino,
Del condicionamiento al libre albedrío,
Del negro al blanco.
Hoy todo cambió.
Me encontraste lamiendo mis costras en la oscuridad;
las voces cuadradas se apagaron.
¡Soy un clown!
El silencio se rió y empezamos a llorar.
Ahora pienso que todo éste tiempo...Solo tenía sed.
Una necesidad que se convierte en obviedad ante los ojos de la compasión.
Aquí dice "no corra",
aquí solo existe el norte y el sur,
aquí el azul del cielo te exhala y te deja recostado en una plaza.
Escucho canciones de amor en los pájaros. Eso quería contarte.
Las escucho las veinticuatro horas del día
(¿sabías que en realidad no cantan? ...Ellos así hablan).
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