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Hagamos aportaciones a la humanidad querido mío. Hagamos teorías sobre la textura de nuestra piel, midamos el grosor de los labios, calculemos la suavidad de nuestras manos, sometamos a análisis la agudeza de una silueta. Descubramos constelaciones y universos; llamémoslos –por ejemplo-: “cuello de seda”, “constelación muslo”, “curvas de afrodita”, no te presiones, tenemos el infinito para hacer apenas una lluvia de ideas. Nos mirarán con envidia, y se dirán con frustración: “¿Por qué no pude ser yo el creador?”. Con espíritus cautivadores de trotamundos, diseñaremos viajes que solo podamos leer entre miradas suspendidas en el espacio. Entonces, seguiré mirando hasta que decidas dejar de mirar. Si despiertas a mi lado, jamás volveré a dormir, por qué nos fundiremos en el infinito y resucitaremos en un orgasmo.
Déjame coquetearte sin incomodarte y con confidencialidad. “Déjame que me calle con el silencio tuyo” me dijo al oído Pablo Neruda. Te besé muchas lunas, te esperé años luz y una estrella fugaz me dejó tu sabor a pecado.
Y te regreso tus palabras: "Afuera, en la calle, ausente…pero tuya, tuya, tuya"
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