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domingo, 9 de febrero de 2014

El encanto del erizo

Incomodidad de piel.
Incomodidad de espacio.
Incomodidad de la incomodidad.

A sabiendas del malestar que precede la convivencia, 
camino con la esperanza de una ecuación matemática que haga las paces con lo divino y 
se revolucionen los iris por donde entran las interacciones.
Que se cocinen a fuego rápido los cambios oportunos,
que se corten los dedos para evitar señalar y avergonzar al compañero en su proceso.

Incomodidad de ésta vida prestada.
Incomodidad de pensar que tengo que regresarla.
Incomodidad de paradojas inecesarias; revolturas imaginarias.

En la bendición está la perdición,
llegar es el no retorno puntiagudo.
Puntiaguados espasmos que aceleran el desinterés por ejercer acciones.
Los pioneros ¡nadie habla de sus desdichadas y solitarias vidas!
estamos impregnados de la creatividad melancólica llamada conocimiento.

Incomodidad de lo normal y lo paranormal.
Incomodidad de las náuseas ocasionadas por los poros ultrasensibles, 
que maman la leche de la tetilla llamada experiencias.
Incomodidad de ésta peligrosa transparencia que evoluciona a invisibilidad.

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