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sábado, 7 de septiembre de 2013

Insomnio

Ésta cama va a devorarme. Lo sé muy bien. 
Ha comenzado por fracturarme las vértebras, 
una a una cada noche 
cuando el sueño se reconcilia conmigo y me hace el amor.

6 am.
A ésta hora donde uno se convierte en polémica, todo se vuelve minimalista.
Permanezco despierta; 
como llorona contratada en funeral pero sin cobrar.
(Velo a la noche que murió de nuevo).

Mis pies están fríos y a su costado recostado 
mi mejor amigo,
quien duerme tranquilo.

¿Cuándo comenzó éste trastorno?
Me doy cuenta de que nunca he tenido el control de nada.
(Los latidos de la humildad).

Mis pies están morados;
mi mejor amigo se rindió y ahora duerme en el piso.

Los hilos de colores comienza a escurrirse por las orejas,
se enredan con ellos mismos y atormentan al dialecto.

Sí, vibran y danzan
pero oprimen y exprimen 
el cerebro para preparar su cóctel de sesos.

La voz y voto del cuerpo es el pueblo que vive y reina.
Se tensa, se caliente, se entume.
Señales de alarma; 
muestras simultáneas de carácter 
que se extienden en forma de hematomas.

La paradoja de la vida y la muerte,
habita en las fracturas del espacio tiempo
que algunos llaman insomnio.

Me voy,
 antes de que se me caigan tanto las ojeras
que me desnuden.


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