.

.

viernes, 5 de julio de 2013

Piedras tocando mi ventana

¿Qué amo, cuándo te amo? A ti no, que extraño ¿no?
Tal vez me ame a través de ti…de nosotros.
“¡Qué egoísta!”  Solías echármelo en cara, pero todo se reduce a ésa palabra
 y es que vida solo una (contigo o sin ti).

Necesito apagar la luz para pensar, para entender todo con mayor claridad.
¡Quién diría! Muero y resucito en la oscuridad, siempre fue así…
¿Cuáles habrán sido las penas que acongojaban a mis ancestros?

¿Por qué? 
¿Por qué me hiciste esto? 
¿Por qué te hice esto? 
¿Por qué me hice esto? 
Estoy cansada de las “relaciones-lecciones”, se van y me odian.  
Todos me destrozan en todos los tiempos en los que un verbo puede ser conjugado.  (“¡Es un mártir!” añade Friedrich, mi personaje actual en una obra de teatro).

¿Qué extraño cuándo te extraño? 
Mi alma reposaba en paz con la tuya. Eso es conexión. Eso siempre me dio esperanzas, fe, fuerzas, para darte segundas, terceras, cuartas, quintas, infinitas oportunidades.

“¡Oh pobre chica! La inocente y dulce, volvió a caer” 
es el aliento que anhelaba ser pronunciado por los que me aman, 
pero en lugar de eso se aferraba a sus bocas y se detenía en algo llamado nudo en la garganta.

Miedo a vivir, ése es el cuadro psiquiátrico que se me asignó.
Miedo a soltar, lo bueno y lo malo.
Miedo a volver a perderme, pero ésta vez no encontrarme jamás.
Miedo al miedo.

Soy acuosa ¡quién sabe cuánto tiempo llevo así!
Lo extraño es que te extraño, mi amigo y dolorosamente amado
(Que vergüenza reconocerlo, que vergüenza me doy).

Entonces…
¿Qué digo?
Entonces…
¿Qué siento?


No hay comentarios:

Publicar un comentario