Tu doble moral, tu doble vida, tu rostro ausente como luz que encandila al medio día. Y si alguien se equivocó fuimos los dos, por que para bailar tango se necesitan dos.
Ellos no te conocen. Si puedo presumir algo es que lograste -tal vez ahora con arrepentimiento- exponerte más de una vez. Alcancé a rozar tu piel, allá en donde habitas lejos de la agonía, del tiempo y el espacio -pero recuerda: no queremos llamarlo psiquiátrico-.
A veces me cruzo con el odio cuando leo tu nombre, cuando me entero de tus buenas intenciones y tu sentido "crítico" al lucirte con tus amigos.
Por que en la constante negación de la espera, esperas...Ser aceptado.
Por que envidias a quienes logramos adaptarnos.
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Implosionamos a las 6 de la tarde, en cámara lenta entre risas y llantos.
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