.

.

lunes, 5 de agosto de 2013

¿Qué significa para mí escribir?

*Una tarea que hice para mi taller de redacción que me gustaría compartir; en éste, mi mundo paralelo*


Nunca he sido buena expresando mis sentimientos; situación que se me cuestiona constantemente, alegando que es difícil de creer por el hecho de que soy mujer.

Cuando era niña, inventé mi propio sistema de comunicación: escribir cartas sobre lo que sentía y pegarlas en la puerta de mi habitación. Mis padres las leían, se hacían conscientes de mis sentimientos y después, me pedían entrar para conversar. Hasta la fecha no sé de donde aprendí eso, pero me gusta pensar que lo tengo en la sangre.
Escribir se ha convertido en una ramificación de mi espíritu, en un acto impulsivo y sincero donde me encuentro renovada, un eterno mundo de segundas oportunidades. Las letras jamás me han juzgado, al contrario; siempre me reciben con los brazos abiertos y con una calidez similar a la que se siente al ver el rostro de un viejo amigo.

Papá Guillermo -mi abuelito–, era escritor. Recuerdo que ir a su casa era toda una experiencia sensorial. Desde que entraba a la cochera ya podía escuchar su tecleo vibrante y excitado, desbordándose en la máquina de escribir. Conforme te introducías en la casa, se olía su cigarro y finalmente -si te asomabas con sigilo-, lo encontrabas encorvado, siendo absorbido por ése otro mundo que solo él conocía. Siempre lo recuerdo como una bellísima y enigmática pintura; tan ensimismado por el amor a las letras… Una postal extraordinaria.
Todas éstas imágenes a tan corta edad, me marcaron de sobremanera y aunque no comprendía exactamente a lo que se dedicaba mi abuelo, podía vibrar con él ésa pasión (Siempre hemos sido equipo).

Escribir es un acto reflejo para mí. Una proyección de mis antepasados, un tributo, un sello personal, un poderoso universo de esencias que se mezclan y efervecen. Conforme pasan los años me convenzo cada vez más de que, las palabras me han salvado y si existiera una religión, yo sería –sin temor a equivocarme- una fanática religiosa.

Creo que es un arma de dos filos; canalizarme en letras en vez de hablar de lo que siento. Me funcionó de niña, me funcionó para lidiar con los cambios brutales de la adolescencia; también después de que mi hermano muriera y ahora me apoya en mis dilemas existenciales de veinteañera.

Necesito de las letras y ellas necesitan de mí. Adoro nuestro cortejo, nuestro compromiso y nuestro infinito amor. Me encanta que me griten de madrugada y me pidan ser plasmadas.

Bien dice Albert Camus: “La libertad no es nada más que, una oportunidad para ser mejor.”

Para mí, escribir va de la mano con éste concepto. Los orgasmos emocionales alcanzados en un texto, significan un paso más cercano hacia la libertad. Escribir en dado caso, es la terapia por excelencia. El lugar a donde acudimos quienes deseamos desprendernos y conectarnos con nuestro génesis.

Las letras me hacen ser quien soy, está arraigado en mis entrañas; en el lado más oscuro de mi corazón. Me confronta para reconocer mis errores, pero me ayuda a sobrellevarlos. Sé que no es casualidad y sigo buscando la razón por la que las letras se han metido en mi piel tan profundamente que ya no distingo quien es quien.


Mientras encuentro las razones…Continuaré amándonos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario